Monday, October 03, 2011

Un arreglo con congas


Por favor, no vayan a pensar de que se trata mas bien de un rito vudú o de santería, o cosa por el estilo. ¡No, no, nada que ver! Lo que pasa, amigos, cuando se trata de bombos, tambores, cajas o cualquier otro instrumento que sirve para pegarle con las manos, como que me excito, me pongo eufórico, eléctrico, vibrante. Eso es todo.

Y que el señor Mat Marino –autor, en verdad, de ese bello título musical de ambiente, Into the deep-, también mejor me perdone, pero es que al escuchar ese bajo y punteo de guitarra casi afrodisíaco suyo y acompañado con ese sensacional juego de notas en el keybord, como que se me ha subido la endorfina y la tentación de ponerle algo más de sabor y calor a su cancioncita ha sido tan grande, que no se me ha ocurrido mejor cosa que introducir pues ahí nomás y de a poquito –como diría también el gran Cantinflas- mis propias variaciones, pegándole eufóricamente como epiléptico –o digamos que mejor como un mono eléctrico- a mis lip blocks y al cuero de las congas.

Afortunadamente, este tipo de música instrumental minimalista de ambientes tipo lounge y que es usada también como música de fondo en muchos salones de hoteles, restaurantes, bares, supermercados, estudios de ejercicios aeróbicos, salones de masajes o de otras aulas, aposentos o cuartos donde se practican también otro tipo de fricciones corporales, este... creo que mejor ya no sigo detallando, se encuentra también libre de derechos de autor. De lo contrario, creo que no solamente me meterían directo a la jaula por incumplir con la ley, sino que, además, ese tal Mat Marino seguro que me masacraría a punta de palazos, por haber tenido la osadía de haberle deformado deliberadamente con otros sonidos esa bella y tan relajada cancioncita ambiental suya.





Publicación Flujanz
Por © Frederic Luján.Z.