SecuenciaSonar


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C O M U N I C A D O


A mi querido público de lectores y amigos todos, con este pequeño aviso, quisiera por favor que me disculpen pero por motivos estrictamente de tiempo y trabajo que lo necesitaría para terminar y concentrarme sólo en mi segunda novela, en mi blog Flujanz ya no publicaría más artículos ni trabajos literarios hasta durante un tiempo o mejor dicho nuevo aviso. Salvo las producciones musicales y vídeo-clips de SecuenciaSonar, que sí las seguiría divulgando y actualizando cada cierto tiempo en este mismo espacio, así como también en el siguiente link, www.reverbnation.com/secuenciasonar. Por otro lado, no se preocupen que, para todos mis amigos en Facebook y Twitter, seguiré también escribiéndoles como siempre.

En ese sentido, a todos mis fieles seguidores, amigos, lectores y conocidos todos, les pediría que durante este tiempo de ausencia tuvieran también algo de paciencia, que pronto, muy pronto estaría, como siempre, yo y mi excéntrico personaje Flujanz de nuevo con ustedes para seguir deleitando (a unos) o quizá aturdiendo (a otros) con más escritos y ocurrencias mías. Y, bueno, lo fundamental, de paso también ofrecerles, después de mi primera novela ¿Por qué a mí? que ya ha sido publicada también en dos ediciones (2003 y 2008, respectivamente), mi otro gran segundo intento de ficción literaria o, si quieren, llamémoslo una otra historia de esas entripadas mías.


FREDERIC LUJÁN ZEISLER


Alemania, miércoles, 20 de marzo de 2013

www.fredericlujan.com

www.flujanz.blogspot.com

www.reverbnation.com/secuenciasonar




Tuesday, July 08, 2008

La potencia sexual masculina

Publica Flujanz

Por elRellano.com

¿Quién nos ha metido ese cuento de que hay que erradicar el mal en el mundo?...







Por eso es que Flujanz sigue pensando, mientras mira el mapamundi, allí, bien agachado en el suelo y con la lupa en la mano:
“¡Bobadas! Por el contrario, deberíamos mejor institucionalizarlo. Sí, así es, porque siguiendo los cánones de la globalización, al mal se lo podría organizar perfectamente en filiales a lo largo de los cinco continentes: a ver, por qué no nos aliamos con los fundamentalistas rebeldes del Asia, los corruptos y traficantes de América, los tecnócratas oportunistas de Europa, los pisados come tierra del África, y los relajados de Oceanía; algo se podría hacer también en el Antártico, aunque creo que no valdría la pena ya que ahí ya todo es hielo.”
Y clava eufóricamente en el mapamundi cinco agujas grandes con cabezas rojas, justo en el centro de cada continente y otras más pequeñas con banderitas para algunos países como, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Rusia, Japón y Canadá:
“Se podrían instituir en cada país centros autogestionarios del mal, fundando instituciones altamente especializadas que funcionarían como focos de formación, cosa que a los corruptos se les enseñaría también a ser más y mejores corruptos; construir grandes teatros con verbenas, para que todos los políticos del mundo pudieran exhibir con más arte todas sus farsas; a los niños se les prohibiría terminantemente jugar con muñecas y carritos de plástico, a cambio de entretenerse mejor con pistolitas de perdigones y armas de fogueo; por supuesto que se les fomentaría también ya desde temprana edad la ratería y el escamoteo; se organizarían escuelas subvencionadas por empresas del sector privado para adiestrar a los ejecutivos júnior en la correcta manera de explotar mejor el recurso humano (ojo que se le entregaría también a cada participante un certificado respaldado por la Oficina Internacional del Trabajo OIT); por tratarse de una fuente bastante lucrativa de ingresos, se podría legalizar de inmediato el tráfico de drogas y armamento, aparte de los secuestros, chantajes y apropiaciones ilícitas, por supuesto; indistintamente al tipo de condena que se le haya imputado al procesado, su tiempo de reclusión máximo en las cárcel no sería de más de tres días (¿No dicen acaso que hay que saber también perdonar?, es lo que piensa Flujanz en voz alta); habría que crear centros de esparcimiento y desfogue para violadores, pedofílicos, sodómicos, zoofílicos, catadónicos, onanistas, parricidas, criminosos, místicos, apabullados y pichicateros; ya no existiría el documento nacional de identidad DNI, sino más bien cuando apenas nazca uno, se le tatuarían todos sus datos personales con una plancha caliente al rojo vivo en el culo, o mejor, específicamente en la nalga derecha; se organizaría con los lobistas de la industria del armamento, y claro, también en coordinación con ciertos organismos internacionales como la OTAN, por ejemplo, para que se popularicen las guerras, guerrillas, terrorismo, y en fin, cualquier acto de amenazas o coacciones bélicas; y en vez de sembrar árboles y plantitas en los campos para que se vean más verdes (¡Qué desperdicio, por Dios!, piensa Flujanz, arrugando la frente), se diseminarían minas explosivas, sí, así es, muchas minas; se promovería, en combinación con las empresas tabacaleras y embotelladoras de bebidas alcohólicas, para que cada infante que ya haya cumplido los trece años –requisito obligatorio: el niño o niña deberá bajarse primero el pantalón para mostrar sus datos personales tatuados en la nalga-, pueda consumir por lo menos una cajetilla de cigarrillos ligth a la semana, así como seis latas de cerveza mix endulzada.”
Flujanz mira el amuleto que lleva siempre colgado en el cuello, mueve la cabeza, se concentra nuevamente en el mapa, y clava en Europa y Asia otras tantas agujas, pero esta vez con cabecitas negras en forma de calavera y con dos huesos cruzados en el medio:
“Ah, sí, y por supuesto que ya no habría ni islamistas, budistas, hinduistas, hebraístas, católicos ni protestantes, ya que todos amarían solamente a Satán. Las liturgias serían negras y se practicarían una vez al año, ofrendando, también en honor al día en que Caín le zampó la quijada de burro en la cabeza a Abel, el cadáver de un ser querido a la parrilla y sazonado con incienso de amapola con bastante cánabis. Ojo que, en caso de escasez de ofrendas, cosa que en verdad no creo que suceda, también se podría adquirir un muertito fresco en cualquiera de los depósitos de la morgue central, cerca al distrito de donde viven, y, por supuesto durante los días en que sólo haya luna llena y aúllen también los lobos.”
Ya cansado de pensar tanto, Flujanz clava la única aguja con cabeza verde que tiene en el mapa donde aparece una pequeña, casi desconocida isla, llamada Esperanza, y la marca con la siguiente nota: para continuar mejor mañana.


Publica Flujanz

Por © Frederic Luján