SecuenciaSonar


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C O M U N I C A D O


A mi querido público de lectores y amigos todos, con este pequeño aviso, quisiera por favor que me disculpen pero por motivos estrictamente de tiempo y trabajo que lo necesitaría para terminar y concentrarme sólo en mi segunda novela, en mi blog Flujanz ya no publicaría más artículos ni trabajos literarios hasta durante un tiempo o mejor dicho nuevo aviso. Salvo las producciones musicales y vídeo-clips de SecuenciaSonar, que sí las seguiría divulgando y actualizando cada cierto tiempo en este mismo espacio, así como también en el siguiente link, www.reverbnation.com/secuenciasonar. Por otro lado, no se preocupen que, para todos mis amigos en Facebook y Twitter, seguiré también escribiéndoles como siempre.

En ese sentido, a todos mis fieles seguidores, amigos, lectores y conocidos todos, les pediría que durante este tiempo de ausencia tuvieran también algo de paciencia, que pronto, muy pronto estaría, como siempre, yo y mi excéntrico personaje Flujanz de nuevo con ustedes para seguir deleitando (a unos) o quizá aturdiendo (a otros) con más escritos y ocurrencias mías. Y, bueno, lo fundamental, de paso también ofrecerles, después de mi primera novela ¿Por qué a mí? que ya ha sido publicada también en dos ediciones (2003 y 2008, respectivamente), mi otro gran segundo intento de ficción literaria o, si quieren, llamémoslo una otra historia de esas entripadas mías.


FREDERIC LUJÁN ZEISLER


Alemania, miércoles, 20 de marzo de 2013

www.fredericlujan.com

www.flujanz.blogspot.com

www.reverbnation.com/secuenciasonar




Wednesday, December 15, 2010

Así soy yo (music clip)

Para todos los lectores y no lectores de Flujanz, seguidores incondicionales, entusiastas, adictos, sectarios, catecúmenos o no, además, prefiero incluir aquí también a todos aquellos que me detestan, maldicen, critican, escarmientan y condenan siempre, o, talvez, prefieran mejor verme ahí, bien embarrado en el fondo de un pozo de lodo amordazado y con una gran manzana podrida atorada en la boca por canalla, insolente, arrogante, descabellado y lujurioso, les regalo con cariño, sí, eso es, con mucho cariño (después de todo, yo también tengo mi corazoncito y amo a todos por igual), esta acompasada cancioncita que la podrían entonar (si quieren y aún no me hayan mandado definitivamente a la eme...) como Himno cada vez que abran este blog, y bueno... también para bailarla en estas fiestas de fin de año con media botella de vodka adentro, por supuesto.



Publicación Flujanz
Por © Frederic Luján Z.

Tuesday, November 30, 2010

Te quiero mi amor (music clip)

No sé si a ustedes les sucede lo mismo, pero a mí me da a veces por cantar, este, digo mejor expulsar el aire y así ejercitar pues mis cuerdas vocales antes de que se oxiden. Y figúrense, hasta creo que no lo hago tan mal, no qué va... sino más bien quiero decir: ¡pésimo!

Pero bueno, eso ahora me da igual, después de todo, este solfeo me sirve también como para neutralizar a ese desquiciado e insolente de Flujanz que anda siempre jodiéndome los pensamientos; como, por ejemplo, esta vez que me ha pedido que le compusiera y cantara una cancioncita basada en una carta que él una vez le había escrito a su única amada (según él, su repollo colorado), desde un sanatorio que no quiero decir que es para locos (suena muy feo), sino más bien para confundidos mentales, sueltos de tuercas o algo por el estilo ...





Publicación Flujanz

Por © Frederic Luján. Z.

Quiero teta

Caramba, no tienen una idea de cómo envidio ahora a ese Flujanz (o mejor dicho Flujancito), ya que de lo que a mí corresponde, como huérfano desde muy temprano que fui, nunca tuve en verdad la oportunidad de probar harta teta, perdón, quiero decir leche, sí, eso es, leche de teta. Y bueno, no la hagamos mejor más larga y qué tal si les invito ahora a que vean este video, ¿sí?...


Publicación Flujanz

Por © Frederic Luján. Z.

Wednesday, November 03, 2010

Tiempo

Para explicarles lo que significa en realidad el tiempo (según los científicos: una magnitud física que transcurre entre dos periodos), no voy a ser tan teórico ni menos detallista como muchos doctos en la materia acostumbran siempre hacerlo. ¡No, no, nada que ver! Además, creo yo, que ya bastante se ha hablado sobre este tema, que hasta han sacado encima canciones, ¡imagínense! Por eso que mejor procuraré nomás en el siguiente video exponerles a mi manera y en forma práctica pero también algo reflexiva, sobre lo que para mí significa en realidad el tiempo. Ya que, al final, mi intención es que sean en verdad ustedes mismos quienes se rompan el cráneo, sacando sus propias conclusiones.



Publicación Flujanz
Por © Frederic Luján

Friday, October 01, 2010

Entrevista con la Dra. Alalí Panda

Lo que pasa, mis apreciados amigos lectores, al ver nomas la cantidad de depresivos, coléricos, y hasta esos peligrosamente tímidos y celosos que andan siempre por ahí contaminando nuestras vidas, fue como también se me ocurrió mejor revivir de mi libro “La dulce espera” a ese canallesco personaje, la doctora Alalí Panda: una renombrada psiquiatra y experta en teorías de la conducta, especialista en maniático-depresivos, violadores, infanticidas, zoofílicos, sodómicos, catatónicos, onanistas, parricidas, esquizofrénicos, paranoicos, incendiarios, criminosos, místicos, apabullados y pichicateros.

Sí, efectivamente, y si a ustedes les inquieta por casualidad también este tema, pues adelante nomás que los invitaría entonces a que escuchen ahora con toda confianza esta original entrevista:





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Aquí también algo más sobre los consejos de la Dra. Alalí Panda, en textos escritos del mismo autor y extraídos también de su libro "La dulce espera":



¿Agresivo?

Tómese mejor tres horas de su tiempo para hacer algo creativo, como por ejemplo: Compre una bolsa con diez huevos de avestruz (Ya sé, y usted se preguntará: ¿pero de dónde pues?… No importa, pero consígalos.); luego vaya al cine de noche para ver el último estreno de la película hindú, Llore, llore y llore, y como a la mitad de la función, arroje –uno por uno y con fuerza, estirando bien los brazos y parándose encima de la butaca de mezanine, como para ganar algo más de im-pulso-, nueve de esas rocas embrionarias de kilo y medio, con dirección a la pantalla; el décimo y último huevo (tiene que ser el más grande) se lo reventará en el cráneo al primero que se atreva levantar-se de su sitio para gritar: ¿Quién fue?

¿Aburrido?

¡Carambas!... ¿No sabe qué hacer, se le bajó la adrenalina? Por qué no mejor sobregira su cuenta corriente y cómprese todos los cuentos de Blackaman, Batman, el hombre Araña, Popeye, el increíble Hulk, Asterix y haga un paralelismo, reflexionando sobre los deseos aguantados, disimulados, retraídos, misántropos, que lleva usted allí escondidos. Y verá que en verdad no todo es tan monótono como se lo había imaginado. Créame, confíe en mí. Todo está en la mente, mi estimado. Así que si mañana no sabe qué hacer, dígale a su hijo que le preste su pistola de agua, y vaya a la agencia del Banco de Crédito: entreténgase jugando a los ladrones (piense que lo hace para su propio bien), y dígale al administrador, encañonándolo con la pistola: “¡Alto allí, esto es un asalto!”

¿Enamorado?

Si es que hace dos semanas que no sabe nada del amor de su vida, y su corazón palpita de ansias por verla. ¡Por favor!... No vaya a cometer la burrada de llamarla por teléfono. ¡No!...¡Nada de eso! Sería un error garrafal. Tome las cosas con calma, no se desespere ni se atolondre. Convierta primero su sala en un lugar romántico: prenda tres velitas misioneras; luego con el memorable bolero “Un siglo de Ausencia”, de los Panchos como música de fondo, ponga los retratos de ella (tienen que ser grandes, sino, espérese mejor un par de días más y saque unas ampliaciones de 18 por 25 centímetros), bien juntos y en hilera frente a sus ojos (de aquí para delante ella será su musa de inspiración); luego siéntese cómodamente en su sillón preferido de cuero de becerro, para dedicarle la siguiente carta romántica (¡Ah!... y no olvide primero debe impregnar la hoja del papel con unas cuantas gotas del sudor que le cae de la frente, ya que usted está muy enfermo y vuela con 40 °C de fiebre) :

“Amor de mi vida, mi repollo colorado:

Últimamente no sé por qué, pero se me blanquean los ojos y estira la lengua con frecuencia. Según los médicos dicen que eso es solo el comienzo, ya que me detectaron una enfermedad incurable que me transforma la cara igual que la de un primate. Además de que me salió un grano horrible con pelos en la nariz, y en las noches, sobre todo cuando sale la luna llena, se me viene la tembladera con chocolateada (expresión alusiva a las deposiciones mezcladas con orín fruto de su enfermedad), por todos lados.
Este, bueno mi amor, eso es todo por ahora, sin antes decirte que te extraño horrores y que ya no veo la hora en que estemos nuevamente juntos.

Besitos, besitos y más besitos,
tu Mañuco.”

¿Dolor?

Aunque se sabe que la gota es una enfermedad crónica, no se preocupe que estoy seguro que ese dolor agudo, punzante que siente ahora (¡Aguante valiente y muérdase mejor la lengua!), quedará sintomáticamente reducido a cero, y todo gracias a la terapia de tres pasos, del conocido ortopedista y especialista en articulaciones metatarsofalángicas –mi primo hermano-, el Doctor Celedonio Achachau Brazoduro. Aquí su tratamiento:

Paso uno:
El Doctor observará detenidamente ese dedo gordo del pie que se le ha hinchado como un olluco –casi negro y con la uña reventada-, y antes de hacerle la pregunta de rigor que dónde le duele, cogerá de su escritorio una estatuilla de már-mol macizo (10cm de ancho por 17 de alto; peso aproximado 7Kg), obsequiada como muestra de cortesía por uno de esos propagandistas médicos sobones de un Laboratorio –líder en el tratamiento de infecciones reumáticas-, y la dejará caer jus-to en la zona afectada.

Paso dos:
Como después de toda acción hay una reacción, mi primo, experto en cuestiones de dolor, analizará su comportamiento, cogiéndose del mentón, y le dirá: “¡Hmm, qué interesante! Ay que controlar ese ácido úrico, seguro que usted sufre de uratos.” Pero al ver que usted ni caso le hace porque se retuerce, dobla, arquea, encorvándose y saltando como canguro por el consultorio; el Doctor, antes de emitir su diagnóstico final (un buen médico siempre tiene que asegurarse de lo que dice), decide perseguirlo con la estatuilla, para volver a repetir la misma operación dos veces más.

Paso tres:
Listo, la tercera es la vencida: el Doctor, algo preocupado (usted ha perdido el conocimiento, y con un pie que ahora más se parece a una coliflor reventada) pero, claro, sin perder su serenidad, le dirá a su enfermera: “Tome... aquí tiene las llaves de mi carro y llévelo mejor a la clínica, que este es un caso de emergencia.”


¿Triste?

¡Ay, qué pena!... Se murió Cuqui, su amiga inseparable. Esa compañera que le acompañó (valga la redundancia) durante días y hasta semanas; siempre tan hambrienta, devoradora, pero también escurridiza, tímida, resbalosa. No importa, sea fuerte, estoy seguro que la guardará en su corazón para siempre (de eso no cabe la menor duda) ¿Qué hacer, pues, cómo comportarse, ante tal infortunio emocional?... ¡Oh, Cuqui!... ¡Cuca!... ¡Cucaracha de mierda!


¿Desesperanzado?

No olvide que detrás de un gran desaliento se esconde una gran sabiduría. Así que si ahora no puede caminar porque se le paralizaron las piernas, se quedó tuerto, ciego, o le mocharon un pie. No importa, amigo, consuélese, porque Usted al menos es original, tratándose de la minoría. Hay peores cosas en la vida. Sí, y créame que digo la verdad, ya que se ven a cada rato; por ejemplo: Nacer equivocado, quiero decir, que en vez de pensar con el cerebro, use su ano más que para cagar; o caminar acéfalo (esto ya es un caso de epidemia crónica entre la población) por las calles de la vida y sentir como si nada hubiera pasado.

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Publica Flujanz

Por © Frederic Luján Z.

Wednesday, August 11, 2010

Fantasías de Luchito



Fantasías de Luchito...
Luchito se revolcaba en la cama, movía la cabeza de un lado a otro. Soñaba cosas raras, muy raras. Se excitaba y su cuerpo reaccionaba ahí abajo –donde Adán acostumbraba cubrirse con una hoja. Le apasionaba los animales –el primero en biología y naturaleza de su colegio: a todos les decía que cuando terminara la secundaria se presentaría a la Universidad para estudiar zoografía. Le fascinaba su anatomía fuerte y recia, en especial la morfología de los mamíferos cuadrúpedos. Su afición por los animales era tan grande que un día hasta soñó ser un zoomorfo: mitad hombre mitad caballo, un dinosaurio con cabeza humana, o un puma felino con cuerpo de gladiador. Se podía pasar horas enteras sin pestañar, leyendo enciclopedias, libros y revistas especializadas en herbívoros, carnívoros, clasificándolos por su modo de locomoción, y por los tipos de hábitat. Pero en esa noche sombría, sin luna ni estrellas, Luchito divagaba en un sueño insólito, extravagante, coexistiendo con los personajes de su propio mundo interior. Se agarraba lo que tenía abajo entre las piernas, cerraba fuertemente la mano haciendo un puño; escuchaba en su fantasía la voz de su padre quien le hablaba de una forma extraña:

“Luchito, hijo mío, vas a tener buen futuro. Mira... pero si la tienes más grande que yo.” Se comparaban desnudos mientras se duchaban; a pesar de su corta edad, Luchito tenía un pene tres veces más grande que él de su padre.

Con sólo diez años de edad su órgano viril se desarrollaba de una forma sorprendente –crecía cinco centímetros por año. Su padre orgulloso le decía:

“Así me gusta, Luchito, te estás haciendo hombre. Porque los hijos un día tienen que superar a los padres, ¿verdad?”, y se miraba lo que le colgaba abajo.

“Sí, papá... lo sé, lo sé.”, contestó Luchito, contento “El otro día en la clase de deporte, vi a Jacinto haciendo pila, y la verdad que me sorprendí: la tenía chiquitiiita, chiquitiiita... Je-je-je”, se reía, sobrado. “¿Sabías que los de la clase me llaman Huevodetoro? Me gusta, me gusta, je-je-je. ¿Quieres que te diga también otra cosa, papá? Lupita y Carina, como siempre las más chismosas y curiosas, me miran siempre el bultito que sobresale en el pantalón, y no sé por qué, pero cuando las observo, me crece, se hincha, y ellas se ponen rojas y se tapan la cara.”

En su sueño, Luchito se hizo hombre, ya era mayor de edad, y con una cola de medio metro que la tenía que enroscar y amarrar con ligas y prendedores en el pantalón. Cuando se estimulaba, crecía por lo menos medio metro más, con tres pulgadas de diámetro, parecía un tubo de desagüe: una imponente masa de carne, nervios y músculos perfectamente formados. Cuando comía algo condimentado con ajo o ají, por ejemplo, se le ponía aún más grande, monstruosa, llegándole a crecer como una trompa de elefante africano viejo.

Financiaba sus estudios universitarios trabajando en películas pornográficas Hardcore de extrema perversidad. Era un modelo muy cotizado, cobraba por escena; le pagaban inmediatamente y en efectivo. Con las mujeres –como era también de suponer- ya se había resignado, ninguna quería algo con él, todas le tenían miedo. Por el amor que tenía a los animales, se inclinó entonces a la zoofilia. Le gustaba satisfacerse con las bestias, entrando de noche y a escondidas al Instituto de Investigación y Fecundación Animal de la Universidad. Irrumpía sigilosamente las jaulas de prueba para enamorar a los mamíferos, vivíparos, cuadrúpedos, y todo ser animal irracional que encontraba, excitándolos con gran facilidad.

Un día mató a una ternera en plena copulación –el animal se había excitado de tal manera que se le había parado el corazón. Con los cerdos le daba asco porque cuando se excitaban, defecaban una mierda apestosa y gritaban como condenados, aparte que por el grosor de su pene (más de siete cm de diámetro y todavía en estado flácido) la penetración le dolía mucho. Los monos, en cambio, especialmente el Tití enano y el Cebus capuchinos de carita blanca, eran más cariñosos, le lamían y chupaban con agrado. Lo masturbaban entre cuatro y cinco, columpiándose y colgándose de su falo como si se tratara de la rama de un árbol selvático; cuando se vaciaba, gritaban y saltaban alegres, embarrándose con el líquido lechoso. A las gallinas –de pura rabia, porque no las podía penetrar-, les ahogaba chisgueteándoles el semen por el pico justo cuando comenzaban a cacarear. Un día se tiró a una leona de dos años, que estaba tomado su siesta después de haber comido su merienda de diez kilos de carne: acarició primero su vagina peluda y olorosa, metiéndole el dedo y luego toda la mano, y al final le perforó todo el proyectil caliente y duro. Cómo habrá sido la copulación, que la felina así dormida como estaba, ronroneaba de placer, no paraba de lamerle el cuerpo y luego el pene hasta dejarlo seco sin ninguna gota de semen. Se enamoraron por instinto –amor bestial a primera vista. Cada fin de semana él se enjaulaba con la leona, intercambiando jugos corporales, haciendo de todo, hasta que un día copularon tanto que el pobre animal no pudo más y murió de cansancio.

Se obsesionaba con los animales. Cuando le gustaba a uno no paraba hasta matarlo de excitación. Como estudiante de zoografía, conocía todos sus secretos anatómicos. Sabía perfectamente cómo excitarlos. Le alocaban sobre todo los cuadrúpedos équidos (según él, le dolía menos) Un día hizo el intento con una vicuña, le gustaba como le miraba con esos ojos tiernos de pestañas largas y mirada dulce –característico de los camélidos-, tenía apenas nueve meses: la arrinconó en su propia jaula, se bajó el pantalón, la agarró del cuello, amarró sus patas traseras con una soga, y comenzó a introducírsela salvajemente: no entraba, pero insistía, la vicuña se retorcía, orinaba de dolor, la zarandeaba golpeándola contra los hierros de la jaula; hasta que por fin después de treinta minutos de lucha animal-hombre, entró de tal manera en su vagina, que el pene le salía por el hocico como si fuera una lengua; boqueaba sangre espesa, estaba agonizando. Luchito le había reventado los intestinos. A partir de ese momento juró que nunca más lo iba a hacer con una camélido y se prostituyó con los caballos. Se excitaba morbosamente, acariciando sus sudorosas ancas, con esos muslos y nalgas musculosamente formados; le alocaba el humor de su piel y porte majestuoso cuando galopaban.

Se ofreció a filmar escenas pornográficas con yeguas; tenían que ser de la raza dolicomorfos (árabe, trotador francés, o de pura sangre inglés), a veces copulaba también con los mesamorfos (la raza cleveland inglés), solamente que estos últimos cuando les venía el clímax se les daba por patear. Abdula Shemir –un pariente de segundo grado del Emir de Dubai-, se había enterado de un tal Luchito que hacía excitar a los animales y eso le gustaba: Quería darle una sorpresa a sus yeguas de pura sangre, para que se satisficieran sexualmente, engreírlas con nuevos placeres. Fue así como Luchito firmó un contrato para filmar una película con los pura sangre.

Se embarcaron por avión las cinco mejores yeguas y se construyó especialmente una caballeriza a todo dar: con luces halógenas tele dirigidas, cámaras digitales completamente computarizadas para que Abdula Shemir pudiera ver las mejores escenas en vivo desde Dubai; el suelo rojizo de tartán para el escenario; cercos acolchados con un material esponjoso para que no se hicieran daño los animales cuando se excitaran; aire acondicionado para refrescar el ambiente; y cinco ampollas intramusculares de yohimbina de purísima calidad. Todo estaba listo. Las yeguas insinuaban sus deseos, levantando sus rabos, enseñando sus oscuros conductos.

“¡Para qué la yohmbina!”, exclamó desconcertado Luchito. “Ellas no necesitan eso, cuando me la vean, se excitarán solas... ¡Quiten eso, quiten eso!”, ordenaba en tono imperativo.

Estaba excitado, su pene se le había puesto gigantesco. Lo mostraba orgulloso a todo el mundo como diciendo, miren lo que tengo aquí. Quería doblarlo un poco, pero nada, parecía el tronco de un taxodio mexicano de lo duro y grueso que se había puesto. Mientras se quitaba la ropa, se masturbaba mentalmente, mirando los esbeltos cuerpos de esos dolicomorfos: todos largos, con muslos fibrosos, brillosos, perfectamente formados, de dorsos fuertes y redondeados, con cuartillas largas e inclinadas. Su pene crecía y se enchanchaba más y más. El personal técnico y camarógrafos al ver semejante rareza, también se sorprendían y soltaron un solo ¡OHHH! de asombro.

Yemín –el veterinario árabe, quien había venido especialmente desde Dubai-, amarraba a las yeguas para que no se hicieran daño.

“¡No, no, qué hace!... ¡No quiero que las amarren!”, gritó Luchito “¡Copularé con las cinco a la vez!... ¡Desátenlas, desátenlas!”

“Pero...”, refutó Yemín.

“¡Nada de pero!...Yo sé lo que hago, conozco también de animales”, insistió Luchito; le enseñaba su monstruosa, gigantesca masa de carne erecta, con todas las venas salidas y una cabeza que palpitaba al rojo vivo.

El personal técnico comenzó a sentirse incomodo, algunos se espantaban y se tapaban la cara. Luchito, con sólo oler el sudor dulzón mezclado con estiércol que expelían los caballos, se excitaba aún más.

Desataron a las cinco yeguas y las soltaron al ruedo. Los animales le olían el ano a Luchito como si fuera uno de ellos. Excitados le rozaban con sus ancas el cuerpo desnudo, se movían atrevidamente como insinuándole para que empezara de una vez; se retorcían tocándole el pene con sus blandas bocas y labios.

Luchito no aguantó más y montó a la más oscura que ya mostraba su conducto vaginal, alzándole la cola; se dejaba hacer de todo, le gustaba, pero también le dolía, relinchaba, saltaba, se paraba en dos patas, se movía desesperadamente; y Luchito seguía allí, prendido como una sanguijuela. La metía y sacaba con una vehemencia perversa, una y otra vez; a la yegua le dolía, punzaba, comenzó a salirle sangre, mucha sangre. Se le había desprendido el útero. El caballo luchaba entre la vida y la muerte, exhausto, casi inerte, con el corazón que le latía a cien por hora; botaba una espuma amarillenta por el hocico. Ya no había nada que hacer, Luchito la había asesinado.

Yemín –el veterinario- , impotente de no poder hacer nada, le gritaba:

“¡Asesino, anormal, exterminador de animales!... ¡Paren, paren de filmar! ¡Ese hombre es un monstruo!”, se tiró encima del cadáver, quería resucitarlo.

Pero Luchito ni caso le hacía, totalmente excitado, comenzó a clavarles la masa eréctil al resto de las yeguas por el ano mientras defecaban; vociferaba loco: ¡Qué rico, qué rico, con estiércol, entra suavecito! ... ¡Toma y toma! Y comenzó a hacer lo mismo que hizo con la primera: a destrozarles la vagina con su enorme pieza; sangraban, corrían desesperadas alrededor del escenario, todas desgarradas, despellejadas, con los pedazos de órganos que colgaban de sus conductos, salpicando sus jugos. Yemín se lanzó hacia él para contenerlo, lo tumbó al piso, y con un sable de media luna le cercenó el pene de una sola tajada. Los animales exhaustos, ya casi desahuciados, iban cayendo al piso uno por uno. El escenario se había convertido en un coliseo romano: con cadáveres de animales desparramados por el piso y un largo trozo de carne que aún se movía chisgueteando semen mezclado con sangre.

Luchito se había movido de tal manera en la cama, que la frazada y almohada habían caído al piso. Se despertó aún soñoliento y empapado de sudor soltó la mano que tenía clavada entre las piernas, miró, y dándose cuenta de su triste realidad, gritó casi llorando de vergüenza:

“¡Por qué, por qué mierda he nacido mocho!”



Publica Flujanz

Por Frederic Luján (relato extraído de su Libro El expresionista , edición 2004)

Tuesday, August 03, 2010

El arroz chaufa

Fue en una tarde de un espléndido domingo soleado, lleno de optimismo y alegría, y, como también aprovechando que estuve por unos días en casa de mi hijo Diego que vive en Bonn -Alemania, que a ambos no se nos ocurrió mejor idea que la de preparar un suculento “arroz chaufa” y, por supuesto que sazonado con harta chispa peruana y bueno... Mejor me quedo ahí nomás, ya que, como también se podrán dar cuenta por los siguientes dos videos, a veces las imágenes y la música pueden decir también mucho más que escribirlo todo en mil palabras...


Primera parte




Segunda parte





Publica Flujanz

Por © Frederic Luján

Friday, July 02, 2010

Visita a los museos (Berlín)

Mis queridos amigos lectores, como ya hace un par de semanas que estuve de nuevo en Berlín, gastando saliva y secando garganta con las presentaciones de mis libros y todas esas otras macanas que yo siempre escribo, de refilón, haciendo un pequeño tour por la ciudad, aproveché más bien la oportunidad para prepararles también estos dos interesantes documentales sobre la vista a dos importantes museos, ubicados en la mitad del río Spree, en el centro de la ciudad de Berlín (llamados también, "La Isla de los Museos"). Espero que lo disfruten...






Publica Flujanz
Por © Frederic Luján Z.

Tuesday, June 01, 2010

El día que me quieras





Publica Flujanz
Por © Frederic Luján

Sucucho...


... aunque es conocido también que algunos la escriben como socucho, palabra derivada del termino vascuence zokotxo, diminutivo de zoko, que significa rincón, literalmente hablando lo más probable es que se trate de un hueco estrecho que sirve para introducir objetos de poco bulto. Aunque en los huecos estrechos no siempre se introducen objetos de poco bulto… es sorprendente los bultos que son capaces de entrar en ciertos sucuchos… Por favor, allá ustedes si son malpensados.






Publica Flujanz
Por © Frederic Luján

La chanfaina




La cosa es bien sencilla: imaginémonos por ejemplo que existe un producto en abundancia en todas partes, casi regalado (vale decir la oferta), y que a Fulano le gusta consumir siempre ese producto y que feliz y benevolente le pasa también la voz a su gran amigo Mengano, Mengano a Sultano y así sucesivamente (así es como nace también la demanda), hasta que el artículo se hace insuficiente, y Fulano, no sé, quizá por miedo o desesperación le dice a Mengano, oye, eres una mierda, déjame a mí también algo, y éste a su vez también le maldice a Sultano y así sucesivamente, hasta que descubren la especulación y es así pues como nace la chanfaina.
¿Chanfaina?... Sí, pero hasta cuándo. Porque, claro, como sabemos que nada es eterno, ni menos los recursos, seguro que terminaremos un día todos calatos comiendo más que ratas en el monte...

Observación: Espero que me disculpen, ya que seguramente podrían especular de que por qué no escribo algo más sobre este tema; lo sé, como, por ejemplo: el punto de equilibrio de la chanfaina, este, perdón, me refiero mejor económicamente hablando entre la oferta y la demanda. Pero, es que viendo nomás como la compradora compulsiva de mi mujer se aventó como una loca ayer sobre una vitrina en el centro comercial, puteando a todo el mundo, solamente para aprovechar la oferta de unos zapatos de marca que en verdad no necesita (síndrome de consumo muy habitual entre las mujeres), aquí ya no hay equilibrio ni que equilibro, ni teorías, ni nada, ya que todo se me ha ido de pronto para el carajo. Palabra que sí.

Publica Flujanz
Por © Frederic Luján

Sunday, May 02, 2010

La clase de castellano


Hace varios años atrás, en una clase de castellano de segundo de media del colegio, Flujanz tenía una profesora que se llama Luzmila Bella. Lo paradójico es que en verdad de bella, haciendo honor a su apellido, no tiene nada ya que a parte de estricta es muy fea, tan fea que se parece a uno de esos monos barrigudos pertenecientes a la especie de los antropoides. Un día, la profesora muy juiciosa, como siempre, después de pasar la lista de asistencia, empezó a preguntarle algo sobre la lección pasada a uno de sus alumnos:

"A ver, tú, Chicho, ya déjate de mover como epiléptico y explíquenos algo sobre la función del complemento directo dentro de una oración compuesta" Es la primera clase de la mañana y la profesora Luzmila Bella bosteza, se tapa la boca, perdón, digo bocaza. "Ah, y no se olvide también de citar unos ejemplos."

"Sí, pro-pro-fesora...", contesta Chicho tratando, como siempre, de bajar de la luna y tartamudeando. Se puso duro, estiró el tronco y levantó la ceja; hojea su libro de gramática como tres veces, pero igual, nada, no encuentra, no entiende, piensa, se queda en blanco, como estupefacto, turulato, mirando sólo las letras en la página treinta y cinco. Su cuerpo comienza también a sudar, le tiemblan las manos.

"¿Y?... ¿Qué espera, o es que estoy hablando con la pared?”, se impacienta la profesora.

Se escuchan murmullos y risitas en la otra esquina del salón, al lado de la ventana que da al patio principal. La molestia de la profesora Luzmila Bella llega también a su límite, despega su trasero del asiento y se dirige directamente al lugar de donde salen las risitas.

"Y usted, Flujanz ¿está nerviosito o qué?... ¿Por qué se ríe tanto?"

“No, no, profesora, no es nada...”

Flujanz se pone rojo y esconde inmediatamente una foto entre las piernas. Se trata de una toma superpuesta de un mono copulando con una mona que tiene la cara de la profesora.

"¿Cree que no le he visto? A ver, enséñeme lo que acaba de esconder ahí."

Firme y tiesa como una pieza antropológica de museo, se para junto a él y le enseña la palma de la mano derecha bien estirada.

"Este, pero profesora..."

"Nada. Aquí no hay pero, señor. No perdamos por favor más tiempo y démelo de una vez."

"Pero profesora, es que..."

"Muy bien, entonces deme su libreta de observaciones."

Chicho por fin sale de su letargo. Sus manos paran de temblar, se seca el sudor de la frente con el pañuelo y dice en voz alta:

"El co-co-complemento directo es la fu-fu-fuuuunción que se u-u-tiliza..."

Mientras la estricta profesora le insiste a Flujanz para que le dé la foto, le advierte también a Chicho, muy fastidiada:

"¡Basta, basta, por favor, no siga! ¿Acaso no sabe usted hablar? Piense mejor en silencio y pausadamente que así no lo entiende nadie, por Dios. Salga después a la pizarra y escriba mejor unas cuantas oraciones usando sólo los sintagmas preposicionales con A, ¿me entendió? ", le indica, sin perder de vista por supuesto también a Flujanz.

“Sí, sí, pro-pro-fesora.” Contesta obedientemente Chicho sin saber en verdad a qué se ha referido con eso lo de sintagmas preposicionales o cosas por el estilo. Le vuelve la tembladera, se pone nervioso, transpira, hasta le cruje el estómago al pobre.

"¿Y, Flujanz?... ¿Me da de una vez eso que tiene ahí escondido entre las piernas o no?" Vuelve a increpar la profesora y lo mira con gestos mefistofélicos al tiempo que cruza los brazos igual que un apache en pie de guerra.

"Este, bueno pues, aquí está, tenga..."

La profesora Luzmila Bella mira la foto y se queda perpleja; su cara cambia de color como tres veces y torciendo los ojos de indignación le dice:

“¡Cuándo no, Flujanz, usted siempre tan...! ¡Deme su libreta y vamos a la Dirección!"

Fue así como sancionaron drásticamente al alumno Flujanz, obligándole a analizar en tres días, no sé si por atribución a ese acto concúbito tan perverso que se vio en la foto, todas las oraciones copulativas de las dos mil páginas de la Sagrada Escritura; lo mismo para Chicho por tartamudo y epiléptico, sólo que a él le condonaron un lapso algo más suave: veintidós páginas por día durante tres meses, solamente.



Publicación Flujanz
Por © Frederic Lujan Z.

Denuncia por teléfono (en vídeo clip)

No sé, ¿o es que me equivoco?, pero el vídeo clip que a continuación les muestro, creo que es algo que solamente le podría suceder a Flujanz...





Publicación Flujanz
Por © Frederic Luján Z.

Wednesday, March 31, 2010

La barba

...


...Como es sabido que la barba, al menos para los orientales, representa un símbolo de divinidad, fuerza o sabiduría (alegoría bastante discriminada, en especial para los que son lampiños), para Flujanz, amante de los buenos spaghetti a la carbonara y helados con bastante crema de chocolate, eso sería mas que alharacas de profetas religiosos cochinos que no les gusta afeitarse; ya que, según él, cumpliría más bien una función práctica de provisión con degustación incorporada de todas las porquerías comestibles y en proceso de descomposición hedionda que siempre se le pegan en esos largos pelos de bigote de foca y barbilla de cabra (¿o de chivo?...bueno, igual da), que ahora se ha dejado crecer también en la cara.


Y bueno, antes de terminar con mi peluda, este perdón, digo, frondosa, ¡no, hombre, qué digo!... fecunda descripción, aquí les regalo ahora este vídeo, también sobre la barba, por supuesto:







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Publicación Flujanz
Por © Frederic Luján


Tuesday, March 30, 2010

Recen conmigo, hijos de...





... Sí, recen conmigo, hijos de..., y prefiero dejar mejor el complemento con puntos suspensivos, ya que, seguro que después de terminar de leer este artículo y rezar mi oración, serán también ustedes mismos que se encargarán de complementarlo. Además, por favor, no se sorprendan de que por qué me he dejado crecer ahora la barba como Moisés y me he puesto ese zarrapastroso polo de color gris rata doblado al revés por encima de la cabeza, igual que un monje: es que, en vista de que existen cada vez más hipócritas, desidiosos, avaros, injustos y corruptos en este mundo, y a pesar de esos maratónicos ritos de plegarias y de buenaventura que siempre se hacen a todos esos dioses según los diferentes colores y gustos, he decido esta vez mejor yo mismo proclamarme profeta, o si quieren, llámenme el nuevo Mesías de este tercer milenio. Pero, por favor, eso sí... con ningún Dios en especial ya que seré yo mismo, San Flujanz, el único quien les reventará ahora también la verdad en sus caras.

Sí, así es, un simple y vulgar proclamador de la única verdad (¿o verdad absoluta?), sin lujos ni pomposidades, ni de todas esas macanas fetichistas religiosas, cool, totalmente cool. Y no como esos clérigos pedofílicos aguantados del Vaticano, oradores pesuñientos del Corán, o esos monjes piojosos budas rapados, entre otros. Por eso que seré esta vez yo, el nuevo Mesías divino de ningún Dios, quien les predicará su sermón (y qué sermón), y no solamente a esos obispos maricas bien papeados, pontífices, pastores, imanes y monjes, sino de paso también a toda esa sarta de hipócritas que creen que con sus actitudes de hombres creyentes, piadosos, y con la práctica de un amplio catálogo de ritos sobre catarsis religiosas, todo anda y andará siempre bien.

¡Qué Biblia, ni Corán, ni Sufras, ni Nirvana, ni el Padrenuestro, carajo!... Por mí, pueden irse todos a la mismísima, so pedazos de gazmoños. ¿O creen acaso que con sólo rezar y rezar delante de un altar para sus diferentes dioses se resolverán los problemas en el mundo? ¡Ya basta, por favor, con esa alharaca y pisen mejor tierra!... Hasta cuándo aguantaremos que tantos niños mueran siempre de hambre, sabiendo que hay en verdad comida para todos; o esconder siempre esa injusticia y entregarla con una cruel impureza; o de esos hombres armados que paran más que linchándose sólo por sus miserables intereses; o por el falso orgullo ese de algunos que se creen siempre poderosos y que no se atreven ni a perdonar; o qué me dicen de todos esos enfermos que no se pueden curar simplemente porque son pobres.

Lo único cierto, mis queridos hijos de..., es que este Mundo, con todos sus benditos dioses y religiones, seguirá solo su propio curso y sin ayuda de nadie hasta que un día se ahogue por completo y sucumbamos todos de una vez y para siempre en su propia mierda, y punto.

Esos pajazos mentales sobre, qué tal si mejor le imploramos todos los domingos a nuestro lindo Jesús en una cruz, ahí, todo bien estampado exageradamente en la pared de una iglesia y adornada con pan de oro; o al barbudo ese de Mahoma para los musulmanes, que se agachan estúpidamente en cuclillas cinco veces al día y en posición, digamos que no muy onerosa, como si se tiraran encima pedos; o los budistas con sus delirantes jadeos de ciervo excitado y acompasados al son de un gong que, caramba, sí que lo hacen vibrar a uno hasta el intestino; y, por supuesto que también a los hinduistas esos con sus profundas inhalaciones de humo de incienso de hierbas dudosas y pócimas esotéricas, como si estuvieran alucinando también una de esas historias fantasiosas de Harry Potter; o de cualquier otro Dios, Señor, Salvador que mejor nos acomode, no nos sirve mas que para escapar (¿o escondernos?) cobardemente hacia otra realidad que en verdad no es mas que la nuestra propia y nada más.

Sí, así es, por todas esas ñoñerías religiosas o purificaciones celestiales que siempre se practican inútilmente entre todos esos miles de millones de humanos productores de mierda, y que no hacen más que cagar su propia inaptitud de vivir en paz y armonía con los demás, ya no solamente me han hecho reventar ahora la paciencia sino además la vesícula de tanta bilis. A ver... yo les pregunto ahora, y sólo como para constatar que esto tampoco son pamplinas: ¿Hasta cuándo pues esperaremos siempre esa proclamada paz entre esos testaduras de los israelitas y obcecados de los palestinos que, carajo, ya hace más de dos mil años que se paran escupiendo y arrojando piedras sólo por un pedazo de tierra que, para colmo, es totalmente salada, seca y llena de caca de camellos? ¿O qué me dicen de esa llamada Guerra Santa de los musulmanes a punta sólo de terrorismo con coches y hombres y hasta niños bombas? ¿O del tan discutido celibato ese entre los curas católicos (sobre los manoseos con metida de dedo de las monjas vírgenes en los claustros, se los contaría mejor más adelante en otro artículo de Flujanz), que no sirve mas que para encubrir sus pervertidas inclinaciones sexuales y abusos con los niños y jóvenes?...

... Sí, así es, y mejor ya no les sigo contando nada más, que a lo mejor su santidad el Papa Benedicto XVI me diría que soy un blasfemo y que por eso seguro que me mandaría encima también a la hoguera de Satán, y más bien qué tal si mejor me acompañan y pinchen con su cursor este enlace-vídeo: Recen conmigo, hijos de... ; para rezar, o mejor dicho rezarles la siguiente oración, muy propicia, por supuesto, ahora que también se acerca la Semana Santa. (Ah, sí, y para los que deseen una estampita plastificada a todo color de San Flujanz, con mucho gusto yo se la entregaría también al correo que ustedes me indiquen)

NOTA COMPLEMENTARIA DEL AUTOR

Leyendo nomás el otro día en mi fichero de apuntes sobre mis autores clásicos preferidos, y sólo como reflexión adicional de lo ya arriba mencionado, he encontrado por casualidad algo bastante interesante que también les podría servir sobre ese gran maestro Cortázar en su libro, La rayuela:

... Al final de lo que Balzac hubiese llamado una orgía, cierto individuo nada metafísico me dijo, creyendo hacer un chiste, que defecar le causaba una impresión de irrealidad. Me acuerdo de sus palabras: “Te levantás, te das vuelta y miras, y entonces decís: ¿Pero esto lo hice yo?”...




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Publicación Flujanz
Por © Frederic Luján

Sunday, February 28, 2010

El comportamiento humano en las empresas / Edición especial completa

Para aquellos que seguro ya me conocen y desviándome, sólo por esta segunda vez más de mi acostumbrado estilo sarcástico hiperbólico para decir las cosas, en esta segunda y última edición especial sobre “el comportamiento humano en las empresas”, les regalo ahora sí todo el paquete completo de mis seis charlas.

Ojalá que con esta sencilla pero a la vez directa participación mía, colabore también al menos en algo como para comprender de que por qué en muchos casos no logramos cumplir con nuestras metas y nos molestamos a veces nosotros mismos, ya que sentimos de que aun no hemos alcanzado lograr esa sensación del deber cumplido.


Para ver cada video completo, sírvase pinchar con el cursor en cada recuadro, espectivamente




Publicación Flujanz
por Frederic Luján, 2010

Sunday, January 31, 2010

El comportamiento humano en las empresas / Primera edición

Hola amigos, en esta primera edición especial y dentro de un ciclo de seis charlas a las que mejor he preferido titular como “El comportamiento humano en las empresas”, esta vez yo les hablaré ya no como Flujanz sino mas bien como el mismo autor Frederic Luján, en un plano digamos que menos literario, sin ficciones ni ironías.

Iniciaré entonces con ustedes este ciclo de conversaciones, exponiéndoles los siguientes dos videos:

EL MALDITO ORGULLO





EL EJECUTIVO ISLA




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NOTAS COMPLEMENTARIAS






Pulse con el mouse en los cuadros y entérese también más de cerca sobre esta interesante herramienta de gestión:






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Publicación Flujanz
Por Frederic Luján


Sunday, January 03, 2010

Advertencia para éste y todos los años nuevos





Para todos esos chupamedias, tramoyistas, ególatras y acomodados, muy lindas todas esas misivas de felicidad, esperanza y siempre llenas de buenaventura que me mandan por año nuevo y que no dudo que serán también las mismas para los próximos cien años; sin embargo, temo decirles a todos, y a pesar de que me abominen otra vez por inoportuno y aguafiestas, que la única forma de ser feliz en éste y en todos los otros puta de años nuevos, sería de esta única manera: de que se viva sólo para los demás.

Pero bueno, como sé que eso va a ser prácticamente imposible (al menos para la mayoría), esperemos siquiera de que para este año, lapso, periodo o como quieran llamarlo no la sigan cagando, ¡que, carajo, sí que apesta! Además, y aquí por favor trato de no ser hiperbólico, de que para lograr lo que acabo de sugerir líneas más arriba, es cuando también todos nosotros, ateos o no ateos, hijos de su madre, de puta, o cualquier parroquiano de esos que todavía cree en la salvación divina y que los chanchos vuelan, reconozca y comprenda también por lo menos las mismas leyes que viola.

Como complemento a todo esto, si gustan, les invito ahora a que le den también un ojeada al siguiente documental, que me parece que vale la pena también verlo.








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Por © Frederic Luján