¡ADVERTENCIA: POR EL FUERTE CONTENIDO DE LISURAS, ESTE VÍDEO NO SE RECOMIENDA A MENORES NI A PERSONAS RECATADAS!
Sí, es cierto que algunas palabras fuertes como decir improperios, ofensas y, bueno, toda una otra lista de vocablos ásperos malsonantes y chocantes que uno lanza a veces sin querer o intencionalmente a un ser querido, amigos, o simplemente a otra persona que uno casi ni conoce, podrían causar discordia, destruir una vida, provocar odio, desunión, romper un afecto, dolor, y, porqué no, hasta provocar también desbarajustes fisiológicos.
Empero, en cambio, si esos mismos improperios o disonancias vulgares te los dices mejor tú mismo (Tal como yo lo hago a veces también con mi alter ego Flujanz, sin pensarlo mucho, como si se tratara mas bien de una válvula de escape que ahora hay que abrirla de muy adentro, sin vergüenza, ni cobardía), paradójicamente, tendría un efecto más terapéutico y que serviría mas bien como para deshinchar también ese “Yo”; ya que, sin querer, a veces a mí también se me infla como un globo y podría un día hasta reventar allá por las alturas y ahí sí que me jodería, ya que me incrustaría igual que un avión kamikaze en la tierra.
Publicación FlujanzPor © Frederic Luján.Z.