
Generalmente cuando alguien opina o critica sobre algo que ha escrito otro, no lo hace en verdad pensando en los otros ni en la comunidad de sus lectores-seguidores, sino mas bien para protegerse él mismo de su otro Yo que lleva siempre adentro: el indecente, obsceno, directo y el que nunca miente. Ese... sí, ese al que mantenemos siempre castigado, encerrado con candado y que nos implora con su voz: “Sí, sí, por favor, déjame salir, que a mí también me gustaría hacer lo que ha escrito Frederic (por decir nomás un ejemplo), perdón, digo ese escritor, de lamerle la concha y meterle luego la pinga por el culo a la Lolita esa que está buenísima; del mismo modo, colgaría también calato a mi jefe de los huevos –como diría, Frederic, caramba... disculpen, que se me fue otra vez, digo él-, ya que ese, ese sí que es una mierda de no subirle a su gente el sueldo hace como cinco años; por otro lado, y en esto creo que ya no hay nada más que decir: ¡Hijo de puta!, cómo me puedes desear Feliz Navidad si sabes que no tengo ni para comprar un kilo de arroz, ¿eres huevón o te haces?...” Y cosas por el estilo. Pero, no... ¡qué horror, puajjjjj, qué insolencia, como escribe esas cochinadas ese escritor! Escondamos mejor nuestras apariencias y adecuemos la piel de nuestros escritos a como está el medio ambiente, igual que el camaleón, ¿no es así?
Ah, no, felizmente yo ya hace rato que me he librado de ese síndrome, o digámoslo de esta otra manera, falsa careta. Gracias a ese pasatiempo que me da la escritura, puedo ahora afirmar que he aceptado con alegría y humor a mi otro Yo. Por eso cuando escribo, no pienso en el lector, ni me dejo tampoco influenciar por sus opiniones (salvo que las solicite, claro); ¿para qué?, sé que me estaría engañando a mí mismo. Prefiero mil veces abrirme yo de alma, y soltar de vez en cuando esa musa, juguetona, irreverente, sucia, perversa y hasta indecente que mora dentro de mí para que sea ella junto con mi conciencia quien me dicte lo que debo escribir. Después de todo, no son mas que ficciones, solamente.
Nota: Les recomiendo que echen una miradita en las obras de, Bukowski, Kerouac, Cortázar( Un tal Lucas; Cronopios), Pedro Gutiérrez, Bayly, Truman Capote, Herman Hesse, Henry Miller, Céline, Bryce Echenique, Fernando Vallejo.
Publica Flujanz
Por © Frederic Luján
2 comments:
Frederic, una vez más acertadísimo tu texto…este Flujanz no será un poco psicologo también??!!...creo a raja tabla que todos los que escribimos tenemos algo de psicologo frustrado dentro nuestro o más bien de psicólogo que responde a una escula que nada tiene que ver con la freudiana ni con la lacaniana…un escritor es un psicologo de masas y vaya que atender a las masas todas juntas en un mismo diván no es cosa fácil no?...pero de eso se trata ahondar en la psicología propia y ajena, conocernos a nostros mismos del derecho y del revés, sin falsedades para, sin falsedades también mostrarle al lector quién es adentro…ahí muy adentro suyo aunque no lo quiera ver…
Me gusto este texto aunque como siempre decir la verdad nada tiene que ver con el buen gusto y justamente un escritor no es que tenga que hacer del buen gusto una catedral pero si encontrar las palabras para decir cosas sin herir …a nadie…en su sensibilidad, porque convengamos que hay lectores más sensibles que otros y no es lo mismo el yo interior que te grita Cortázar desde su elegancia en el manejo de las palabras (sin por eso dejar de decir lo que hay que decir, sin por eso también dejar de hacer catarsis que la hace) y el estilo hiperdirecto de Bukowski que más que interesar o movilizar al lector está haciendo catarsis de sus propias miserías repudiandolas y obligando al lector a repudiar lo oscuro en lugar de aceptarlo como parte de uno mismo…a mi entender Bukowski no es como escritor psicologo de masas sino que se psicoanaliza a sí nismo en sus obras…una manera totalmente diferente a la de Cortázar sin duda pero válida también ya que se pone como ejemplo de lo que son las miserias humanas…tomalo o dejalo…en definitiva es el lector quien decide o no comprometerse y aceptar o no su propio yo…Flujanz colabora a mostrarlo…bien por eso!!!
Patricia
suscribo tus palabras, Frederic, quienes se escandalizan
ante lo erótico escatológico, es porque se sienten incómodos
con sus propios demonios interiores que se despiertan y
luchan por salir
los conservadores creen tener domesticados a sus demonios,
pero ellos siguen bien vitales en las profundidades de sus
cavernas interiores
por supuesto que no comulgo con el efectismo per se,
se nota a la legua cuando alguien quiere conmocionar
a través de lo escandaloso y simplemente eso: molestar
saludos, Frederic, te sigo
Carmin
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