SecuenciaSonar


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C O M U N I C A D O


A mi querido público de lectores y amigos todos, con este pequeño aviso, quisiera por favor que me disculpen pero por motivos estrictamente de tiempo y trabajo que lo necesitaría para terminar y concentrarme sólo en mi segunda novela, en mi blog Flujanz ya no publicaría más artículos ni trabajos literarios hasta durante un tiempo o mejor dicho nuevo aviso. Salvo las producciones musicales y vídeo-clips de SecuenciaSonar, que sí las seguiría divulgando y actualizando cada cierto tiempo en este mismo espacio, así como también en el siguiente link, www.reverbnation.com/secuenciasonar. Por otro lado, no se preocupen que, para todos mis amigos en Facebook y Twitter, seguiré también escribiéndoles como siempre.

En ese sentido, a todos mis fieles seguidores, amigos, lectores y conocidos todos, les pediría que durante este tiempo de ausencia tuvieran también algo de paciencia, que pronto, muy pronto estaría, como siempre, yo y mi excéntrico personaje Flujanz de nuevo con ustedes para seguir deleitando (a unos) o quizá aturdiendo (a otros) con más escritos y ocurrencias mías. Y, bueno, lo fundamental, de paso también ofrecerles, después de mi primera novela ¿Por qué a mí? que ya ha sido publicada también en dos ediciones (2003 y 2008, respectivamente), mi otro gran segundo intento de ficción literaria o, si quieren, llamémoslo una otra historia de esas entripadas mías.


FREDERIC LUJÁN ZEISLER


Alemania, miércoles, 20 de marzo de 2013

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Sunday, March 08, 2009

¿Qué tienes? ¿Te has vuelto loca?...



(Una muestra de lectura del capítulo V de la novela, ¿Por qué a mí?)

(...)

....“¿Qué tienes? ¿Te has vuelto loca? ... ¡Párala, párala, carajo!”, le gritaba, tratando de esquivar su boca.
Quería devorarme a besos, pero como no sabía besar, me lamía la cara como un perro, me mordía todo: labios, oreja, nariz, párpados, hasta el pelo.
“¡Te quiero, te quiero, Félix!” Sus ojos se le blanqueaban, estaba en otro mundo.
“Déjame besarte, papi. Ay, que rico hueles, me encanta tu olor.”
Yo no podía entender que mi propia alumna, mi hija putativa, sintiera tal pasión y amor por mí, y pensé: ¿o no vaya a ser que la coca que inhalé en la mañana tenga efectos alucinógenos retardados? Ella seguía insistiendo como canino. Me mordía toda la cara con sus besos sazonados con chocolate.
“Qué rico, déjame ser tuya, Félix. Te necesito, mi amor, te quiero, te quiero.”
Por sus movimientos inseguros y bruscos, moviendo la lengua sin experiencia, se le notaba que era virgen. Lo único que hacía era bañarme en saliva.
“Enséñame hacer el amor, mi maestrito, enséñame, enséñame, ¿sí?”
Había entrado como en trance, se encontraba en una nebulosa, no me escuchaba y yo muy preocupado pensaba: ¿o de repente no vaya a ser que ella también esté tomando drogas duras? Estaba salvaje. Me manoseaba las piernas, quería desabotonarme la camisa y halarme los pelos del pecho.
“Mua, mua, eres peludito, mi osito.” Zambullía su cabeza en mis pectorales. Palpaba todo el cuerpo “Ay, tus piernas, qué rico, están duritas. Te amo, Félix, bésame, bésame.”
En ese momento, justo delante de nosotros, pasaba una señora con su perro y al ver como Nuria gritaba excitada, forzando sus cariños, se detuvo con aires de madre mortificada y muy indignada me gritó:
“¡Oiga usted! ¿No le da vergüenza? Deje a la niña tranquila, por favor, que ahora llamo a la policía. ¡Qué tal lisura!”
El perro, que era un pastor alemán fornido, también se puso nervioso, me enseñaba sus gigantescos colmillos. Ladraba y halaba fuerte de la cuerda.
“¡Señora, señora! ... Calme a ese perro por favor, que me va hacer picadillo”, dije tartamudeando. Tenía el corazón en la garganta.
“Usted es un depravado sexual. Peor que el loco Perochena. Al panteón lo deberían mandar y morir fusilado sin compasión. ¡Pobrecita mi niña! Mírenla nomás, cómo la están tratando. ¡Socorro, socorro! ¡Policía, policía!”
La vieja seguía gritando. Por momentos parecía como si estuviese también ladrando igual que el perro. Con Nuria no era la cosa, más bien se concentraba en querer introducir su inexperta lengua en mi boca. Yo la esquivaba con movimientos bruscos. Por la forma como se había vestido: con trenzas y polo de Micky Mouse se le confundía fácil con la Chilindrina. Yo tenía dos grandes problemas: a la Chilindrina que me quería violar por amor y al pastor alemán rabioso, queriéndome morder la pierna. Pasaba por un momento de pánico extremo, era como una tortura endemoniada y no sé cómo, pero me armé de valor –igual como lo haría un soldado de guerra que grita en una trinchera para cuidarse del enemigo-, y exclamé:
“¡Basta, basta, carajo, Nuria! ... ¡Déjame en paz!” Y le tiré una cachetada para que saliera de su trance y con mis zapatos tamaño 47, le di un puntapié tan fuerte al perro que lo convertí en un inofensivo cuy.
Me quedé mirando a la vieja intrometida y furioso le advertí:
“Y usted, vieja, no me mire con esa cara de poto, ¿o quiere también que le tire una patada? ... ¡Lárguese de aquí!”...


(...)




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© Frederic Luján, ¿Por qué a mí?, segunda edición 2008

4 comments:

Anonymous said...

Ay, Frederic, tú eres simplemente un loco, loquito. Yo vivo en Glasgow y voy a pedir también al toque tu libro.

besos.... Purina

Anonymous said...

Atención atención!!!!Para aquellos que tienen problemas existenciales recomiendo que lean este libro. Es muy bueno. Por más que sea en algunos pasajes algo pornografico, pero la psicología que emplea en los dialogos y con los personajes es fabulosa. Felicitaciones señor Luján, siga adelante nomás.

Tato Lumberas

Anonymous said...

Estimado señor Flujanz o Frederic, yo lo leo siempre, y cada vez me convenzo más de que usted es la reencarnación del viejo escritor ese indecente de Charles Bukowski.

saludos,
Doctor

Anonymous said...

Freddy: me gusto mucho tu libro. Lleva un tema del que no se lee mucho: la ruta de la recuperacion mental de un individuo. Chico, pero si has hecho de todo en esta vida, me parecio que leia sobre la vida de un artista de Hollywood. Y yo que te recuerdo como un dulce chiquillo de 17 agnos, en ropa de bagno, en la playa de Santa Maria, y metiendote al mar. Parece mentira como nos cambia la vida. Me fascino escuchar sobre Alberto (tu angel guardian/voz de la conciencia). Que porcentaje de fantasia hay en tu libro? O es esto secreto de estado?

Besos
Patty