“La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez.”
(Blaise Pascale, 1623-1662)
Una muy sabia frase de Blaise Pascale, ¿no les parece? Sólo que a mi juicio cuando la escribió, ¿o debió haber estado dopado por todas las dolencias que sufría? ¿O tal vez haya sido por una inconclusa hipótesis traducida en texto que él, como profundo conocedor de las matemáticas, sobre todo por su espíritu geométrico y esa finura que tenía siempre en cuanto al cálculo de probabilidades, aún le faltaba sustentar? Aunque, no, creo que no... lo más probable es que haya sido por esa frustración que experimentó prácticamente desde que su queridísima hermana Jacqueline se cansó de darle siempre su sopita como enfermera y que lo empujó prácticamente a llevar una vida de riguroso ascetismo hasta el fin de sus días.
Pobre Pascale, ¿verdad? Él, que había sido siempre tan matemático, exacto y filósofo y, al último, hasta encima religioso (¡Todo un all-round talent, oiga usted!), es una lástima que por el padecimiento que tenía de los nervios y sus piernas y pies que se encontraban siempre fríos, hasta el punto que tenía que llevar calcetines remojados con brandy para mantenerlos siempre calientitos, ya desde temprana edad terminó hecho toda una piltrafa.
Por favor, no quisiera que me entiendan mal, pero no es ahora mi intención hablar de ninguna manera mal de ese renombrado pensador francés con especialidad asimismo en principios de hidrostática y equilibrios de fluidos (Caramba, ya casi también me lo olvido), pero seguro que, con tantos tratamientos complicados que recibió por todas sus enfermedades y encima con ese carácter tan irritable que siempre tenía, la cosa que le colgaba entre sus débiles extremidades inferiores se le volvió también a lo mejor chiquita, o lo que él mismo llamaba: su propia pequeñez. De ahí pues que seguro se inspiró, comparando siempre su pipilín con las semejantes vergas que se manejaban los otros y así barajándola también con esa conocida frasecita suya: “La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez”.
Porque eso sí, y sin el afán de estigmatizar a nadie, ya que también existen excepciones (pocas pero existen), desde que el hombre es hombre (o sea, me refiero pues a ese bípedo animal que dice ser siempre el más inteligente, todo bien machote él y su tripa con pelotas que le cuelgan siempre), con esa locución tan amanerada de que la grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez, ¡carajo!, no me jodas, pues, Pascalito... Ese pensamiento se lo podrás rezar todos los días a Jacqueline tu hermana que te ha dejado para irse mejor a un convento, pero no a nosotros y encima en pleno tercer milenio. A ver... ¿por qué no entonces les preguntamos mejor a esos grandes, grandísimos, por no decir grandeza de hombre como, el machucador musculoso Schwarznegger, el Papi lindo bunga bunga de Berlusconi, el semita pervertido Mosche Katzav, el violador de empleadas hoteleras Strauss-Kahn, el saxofonista Bill Clinton, el lengüetero bembón de Tiger Woods y etcétera, si es que ellos saben reconocer también su propia pequeñez?
Publicación Flujanz
Por © Frederic Luján. Z.
7 comments:
GENIAL, COMO SIEMPRE, TAN CERTERO EN SUS APRECIACIONES. ME ALEGRA MUCHO LEER A FLUJANZ!!
No pues pascalito no joda con eso en pleno 3er milenio --> buenísimo
Alberto Barriga
BUENISIMO!!!! YA EXTRAÑABA TUS COMENTARIOS!
Patricia Santos
Me gustó, me encantó... Deberías en verdad escibir también algo sobre los candidatos peruanos a la presidencia.
Te sigo, como siempre...
Thalía
:)
Entre Álvarez, Bayly y tú,¿por qué no publican juntos un libro?... Creo que sería también una primicia. Muy buena, Flujanz!!!!
Esteban B.
Ja, ja, ja... me he cagado de risa. Y eso que yo soy también hombre.
el doctor...
Qué verdad aquella, Luján. Cómo disfruto siempre con tus escritos.
Saludos, Lulu
Post a Comment