SecuenciaSonar


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C O M U N I C A D O


A mi querido público de lectores y amigos todos, con este pequeño aviso, quisiera por favor que me disculpen pero por motivos estrictamente de tiempo y trabajo que lo necesitaría para terminar y concentrarme sólo en mi segunda novela, en mi blog Flujanz ya no publicaría más artículos ni trabajos literarios hasta durante un tiempo o mejor dicho nuevo aviso. Salvo las producciones musicales y vídeo-clips de SecuenciaSonar, que sí las seguiría divulgando y actualizando cada cierto tiempo en este mismo espacio, así como también en el siguiente link, www.reverbnation.com/secuenciasonar. Por otro lado, no se preocupen que, para todos mis amigos en Facebook y Twitter, seguiré también escribiéndoles como siempre.

En ese sentido, a todos mis fieles seguidores, amigos, lectores y conocidos todos, les pediría que durante este tiempo de ausencia tuvieran también algo de paciencia, que pronto, muy pronto estaría, como siempre, yo y mi excéntrico personaje Flujanz de nuevo con ustedes para seguir deleitando (a unos) o quizá aturdiendo (a otros) con más escritos y ocurrencias mías. Y, bueno, lo fundamental, de paso también ofrecerles, después de mi primera novela ¿Por qué a mí? que ya ha sido publicada también en dos ediciones (2003 y 2008, respectivamente), mi otro gran segundo intento de ficción literaria o, si quieren, llamémoslo una otra historia de esas entripadas mías.


FREDERIC LUJÁN ZEISLER


Alemania, miércoles, 20 de marzo de 2013

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Sunday, June 08, 2008

El coqueteo

Flujanz, con el afán de escapar siquiera por unos minutos de su recargada agenda como ejecutivo y relajarse un poquito, se sentó a tomar un café en un restaurante, pero, como no podía con su genio, no tardó mucho en volver de nuevo a su rutina, poniéndose a estudiar esta vez los informes bursátiles de un diario. Mientras se sumergía con sus pensamientos, analizando cifras, cuadros y situaciones, justo frente a él y a tan sólo dos metros de distancia, una mujer elegantemente vestida y con porte, digamos que algo dudoso, le tiraba el ojo, coqueteándole atrevidamente.
“Ay, pero si es un bombón...”, pensaba la mujer y prendió un cigarrillo. “Con ese perfil griego, todo canosito y... pero, qué raro, ¿por qué pondrá así sus labios?”
Así era él, cada vez que hojea algo que le interesa, tiene ese espantoso tic de poner siempre labios en forma de culo.
“¡Maldita sea, lo sabía, me chasquearon!” Se decía absorto mientras leía el diario. “Cambiaré mañana mismo a ese asesor financiero. Con la compra que hice el año pasado de ese paquete hueso de acciones inmobiliarias a favor de guarderías infantiles me estoy yendo a pique. Claro, como no, si cada vez nacen menos criaturas en esta Alemania; ya ni con el slogan de papá y mamá feliz que propicia este gobierno creo que salvará a estos teutones. Sí, así es, por cada cincuenta o más vejestorios que deambulan siempre por las calles, no se ve más que un solo pequeñuelo paseándose con su madre por ahí.” Fruncía la frente, contrayendo más los labios. “Mierda, esta vez me guiaré mejor por mi intuición e invertiré nomás en pro de esos vetustos voyeuristas a quienes les gusta la cosa pero que no pueden porque ya ni se les para. Caramba, sería un magnífico nicho de mercado. Además, con tanta comida vitaminizada y terapias anti-aging que les dan, ya hasta les hacen también la competencia en longevidad a las tortugas esas de Galápagos.”
Pasaba el dedo índice sobre el periódico, como subrayando mentalmente su nueva idea.
“¡Ni hablar! Pero si aquí también está, lo dicen las cifras: última cotización por acción al 31.03.08: 25,35 Euros, tendencia sube...” Parpadeaba, se frotaba los ojos “Compraré entonces solamente acciones de Quimofarma AG: esos productos de potencia sexual en base al esperma de cachalote se están vendiendo tan bien, que ya hasta han desplazado al Viagra en dos puntos. Ah, pero eso no es nada, ahí tienen también a su otro producto estrella, los preservativos long live de pellejo de tripas de chancho (creo que la misma tripa la usan también para fabricar las salchichas Frankfurter Würstchen), y que se vendieron este último año ni más ni menos que en veinte millones de unidades. Una barbaridad, más del diez por ciento con respecto al año 2006”
Mientras Flujanz argumentaba mentalmente mejor sus ideas con cálculos de recurso de capital y riesgo, la doña que se había sentado al frente lo miraba más que animada.
“¿Y si a lo mejor es banquero, corredor de bolsa, o algo por el estilo?... ¡Qué tal mina! Tan atractivo que es y encima seguro que con plata...” Se decía la mujer. Fumaba botando argollas; tenía el antebrazo derecho doblado y el codo apoyado en la palma de su mano izquierda. “Sólo que sus cejas me parecen algo pobladas. Sí, demasiado pobladas para esa cara perfilada con nariz de heleno, igualitas a las de ese presidente ruso Brézhnev. Ay, no, felizmente que éste no tiene esa cara de sapo, ni es gordo ni se maneja esa papada. ¿Cómo se llamaba, cómo se llamaba?... Creo que Leoni, Leonid, Leonino, o algo por el estilo.”
La mujer comenzaba también a excitarse.
“¡Noooo, ni hablar!... Tú, mi Leoni II, sí que eres lindo, todo dulce y cremosito...” Lamía con la puntita de la lengua la crema que se había quedado en el borde de la taza de café “Ni me importa tampoco que te manejes esas cejas de escobilla, igual me derretiría encima de tu cuerpo, con esos pectorales todos grandotes y seguro que también peluditos. ¡Qué rico! Mira... ya hasta se me está haciendo agüita, aquí abajo.” Inclinó su trasero ligeramente hacia un lado para acomodarse la faldita; la jalaba a propósito un poco más hacia arriba para que Flujanz le viera mejor las piernas.
Para él, ya todo estaba claro, había que redactar cuanto antes dos cartas: una, diciéndole a ese asesor hijo de puta que mejor se fuera a vender papas en la plaza; ya que cómo era posible que le hiciera gastar treinta mil Euros en guarderías, sabiendo, sobre todo, que en esta tierra de germanos veteranos, hay más ancianos que jóvenes, además, de que también prefieren mil veces cuidar más a los perros, gatos, conejos, cuyes, o sabe Dios que otro animal vertebrado mamífero más, antes de tener que criar a un niño; y la segunda, al grupo financiero ProInvest para comunicarles que mejor anularan todas las operaciones anteriores e iniciaran, si fuera posible mañana mismo, las transacciones para la compra de esas dos mil acciones que Quimofarma AG venía ofreciendo en la bolsa de valores.
No sé, quizá por la sugestión de esa nueva idea suya que le rondaba por la cabeza, o, quien sabe, tal vez por el efecto de esa pipa de agua que se había fumado con un cliente turco antes de venir, pero Flujanz se sentía en ese momento como si estuviera en otra dimensión, otro espacio, o mejor dicho, en su propia oficina y al frente suyo, cómodamente sentada –sólo que algo más caderona y con la cara pintada peor que un apache- su fiel y empeñosa secretaria Pelusa. Se sacó los lentes y mirándola sin mirarla, por supuesto, siguió ahí, estático, como hechizado.
“¡Qué emoción, te sacaste los lentes!... ¡Me estás mirando, me estás mirando!...” Pensaba la mujer, ilusionada. “Y todavía con esos ojitos color verde marino. A ver, separaré un poco más las rodillas que a lo mejor mi cejudito ucraniano me invita también un trago como para salir de este soponcio.” Se secaba el sudor de la frente con un pañuelo bañado en perfume Jilsander Nr.4
La mujer había separado de tal manera sus rodillas que hasta se le podía ver el color amarillo patito de su prenda íntima.
“¿Y?... ¿Qué me dices ahora? Muévete, pues, Leoni II, di algo, ¿o es que no te gusta mi cuerpo? Mira, así, así...” Poco a poco se estaba también impacientando. Se toqueteaba los muslos, las piernas, se lamía los labios, achinaba los ojos, se acomodaba los pechos, jalaba aquí, allá, su escote, que nuevamente la faldita, pero nada, Flujanz seguía ahí, tieso como muñeco de torta “¡Pucha, qué macana!... ¿Será acaso marica?”, pensó la mujer.
Flujanz la tazaba nomás, ladeando su cabeza ligeramente hacia la izquierda y mordiendo el gancho de su gafa, como si se tratara de una musa; abría sus ojos como lechuza, levantando sus tupidas cejas.
“Ajá, interesante, interesante, el margin trading que le pagaría a ProInvest podría registrarlo también como gasto de operaciones en un shareholders’ funds –cuando se trataba de finanzas le gustaba pensar mejor en inglés-, cosa que así el ratio de mis ahorros por costo entre el capital invertido superaría lejos el punto y medio... ¡Excelente! Qué buena idea, pero...”
De pronto, su cara cambió de fisonomía, se puso de nuevo los lentes, apuntó rápido esperma de cachalote y preservativos long live de tripas de chancho en una servilleta, y, juntando sus labios en señal de firmeza, le entregó el papel a la doña esa, diciéndole:
“Pelusa, toma... antes de elaborar las cartas quiero que primero me averigües todo lo que sabes sobre estos dos productos, ¿de acuerdo?”
Publica Flujanz

2 comments:

Anonymous said...

Muy bueno!!!!!...creo que cada vez le agarrás mejor la mano a Flujanz…insuperable ese juego entre su mente y la realidad abstraído por completo se perdió quien sabe la oportunidad de su vida pero…no ha dejado de ser Flujanz en un solo instante y eso es lo que importa a los efectos de tu material…realmente lo disfruté

Patricia

Anonymous said...

Hola, te saluda Elika desde Hannover, para hacerte saber que estoy leyendo tu blog y me parece algunos chistosos ,es decir me hacen reir por la forma en que escribes tus anécdotas. Y sé ahora por tu pagina que tambien tienes libros.Por otra parte quisiera saber si puedo copiar algunos relatos que me gustan para colocarlos en mi pagina ,pero eso sí, irían con tus fotos. Estoy interesada en propagandear tus pensamientos, esperaré tu respuesta hasta luego...

Elika